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47 Cuando el oficial del ejército romano vio lo que estaba pasando, alabó a Dios y dijo:

— ¡Seguro que este hombre era inocente!

48 Y todos los que se habían reunido para contemplar aquel espectáculo, al ver lo que sucedía, regresaron a la ciudad golpeándose el pecho. 49 Pero todos los que conocían a Jesús y las mujeres que lo habían acompañado desde Galilea, se quedaron allí, mirándolo todo de lejos.

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